La importancia del apoyo mutuo y las redes sociales

Cuando en febrero del 2016 contacté por primera vez con Brújula Intersexual, poco sabía de lo mucho que en el curso de un año mi vida se transformaría gracias a la interacción que tendría con la comunidad intersexual que se había conformado en torno al proyecto.  No intuía que encontraría amistad, apoyo de mis pares, alianzas; menos aún, que encontraría el tierno afecto de una pareja.

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No paro de recalcar un rasgo que las personas intersex compartimos cuando nos lanzamos a indagar sobre nuestro pasado: que estamos terriblemente solxs. La falta de visibilidad de la intersexualidad es sinónimo de aislamiento, lo mismo que el estigma es sinónimo de silencio. ¿A dónde acudimos cuando, sabiéndonos distintos, nos está vedado hablar de forma abierta lo que vivimos, lo que sentimos, lo que hemos atravesado? Son muy pocos los amigos (los de verdad) con los que se puede abordar lo que nos pasa por la mente. La familia casi nunca cumple ese propósito, porque padres y hermanos también guardan silencio y comparten la vergüenza del estigma. En el mejor de los casos, se cuenta con un apoyo tácito y un respaldo de cariño; en el peor, la familia resulta tan nociva como el resto de la sociedad.

Contactar a una persona intersex, o a un grupo como el que Brújula se ha erigido, tampoco resulta tan simple como parece. La necesidad de averiguar sobre unx mismx, de conocer las historias de otras personas, de sentirse identificadx es natural, pero de ahí a atreverse a enviar un simple saludo hay un gran salto. El común denominador es la inseguridad, el miedo a ser juzgadx que proviene del rechazo y de una autoestima socavada tras años de sentir que hay algo malo con unx. Que es unx quien nació mal, que es unx el error, que es unx la patología. Abrirse, entablar un vínculo de confianza, puede resultar aterrador según la persona. Hay quienes con más valentía se arrojan y encuentran de inmediato esa calidez en la recepción de una comunidad que, aunque pequeña, es receptiva. No es pequeña porque seamos pocxs; es pequeña precisamente por esa falta de visibilidad que permita un acercamiento mayor. Cada vez se siente que esta invisibilidad va cambiando, que es un poquito menos que antes. Pero falta mucho.

La primera vez que contacté a Brújula fue en febrero del año pasado, lo dije ya; pero me tomó hasta junio para animarme a comunicarme vía chat con Laura Inter; otro más me costó juntar el valor para de hecho dejar que las barreras de la desconfianza comenzaran a caer. En noviembre conocí a Laura y a tres personas inter más. Fue la vez que decidí hablar en Conapred. ¡No es fácil pararse frente a un grupo de desconocidos y hablar de la experiencia propia! Pero ahí estábamos, cinco personas intersex dando nuestro testimonio de vida. Tener el apoyo mutuo ayuda a mantenerse de pie y continuar hablando.

Hago mención de todo esto porque recién hace tres semanas tuve oportunidad de acudir a una reunión que tuvo lugar en el sur de la Ciudad de México. En total éramos siete personas intersex. Pocas veces he sentido la camaradería espontánea que en esta ocasión surgió. Veníamos de realidades y contextos diferentes, pero el simple hecho de saber que no teníamos que ocultar nada sobre nuestro pasado, que podíamos hablar libremente de vivencias y experiencias, de la manera en que miramos el mundo, y hasta de encontrar muchos aspectos en común, todo eso contribuyó a generar una atmósfera de confianza única.

Gracias al surgimiento de Internet y las redes sociales es que los individuos de la casi invisible comunidad intersexual hemos podido conectarnos, poco a poco. Contar con una persona a la cual platicarle las cosas que vives, las que te preocupan, sobre todo porque sabes que esa persona entiende por lo que has vivido, es invaluable, inclusive si esa persona no está físicamente contigo. No es solo recurrir a un amigo; tampoco es como ir con un terapeuta. Es contar con un vínculo solidario, compasivo, que proviene no solo de imaginarse en los zapatos de la otra persona, sino de haber estado de hecho en ellos.

En lo personal, ha sido todo un viaje el haberme abierto a otras personas intersex como yo. Pero la retribución ha sido enorme, no solo por lo que he encontrado sino porque he descubierto que también yo cuento con algo valioso para dar. Y lo doy porque, como hace poco me lo dijo una persona intersex, lo que más nos ayuda es esa unión entre nosotrxs, ese apoyo mutuo. Creo, desde luego, que hay muchas cosas más que podemos hacer, como comunidad, como sociedad; pero el simple hecho de estar ahí para otrxs, y de que otrxs estén ahí para unx, es un paso gigantesco, es un acto de generosidad que resulta tan revolucionario como el activismo más acendrado.

Si eres una persona intersex en México (o en cualquier parte, que de nuevo esa es la belleza de estar en línea) que estás leyendo esta publicación, y quieres ponerte en contacto con otras personas como tú, sea porque tienes dudas, sea porque te sientes solx, no dudes en contactarme, o directo con Brújula Intersexual. Si a mi me cambió la vida, ¿por qué a ti no?

 

 

 

 

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