Haciendo algunas pesquisas para el blog, me he dado cuenta que esta publicación es necesaria y pertinente. Y es que hay mucha gente que sigue creyendo que existen hermafroditas dentro de la familia del homo sapiens sapiens, y le siguen preguntando a Google cosas que van de lo ridículamente divertido a la ignorancia más rampante.
Zanjemos el tema de una vez por todas.
Aún existen médicos, literatura médica y, lamentablemente, medios sensacionalistas que usan el término «hermafroditismo» para referirse a los integrantes de la comunidad intersex morbosamente («¿Es cierto que Zutano es hermafrodita?«) y a la intersexualidad misma a través de una desafortunada definición patológica («El hermafroditismo verdadero es una afección…«, «El pseudohermafroditismo se caracteriza por un defecto congénito…«). El uso del término se remonta al siglo XIX, por los médicos ingleses que, para describir sus observaciones, emplearon el nombre de Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita en la mitología griega, de quien la ninfa Salmacis se enamoró y deseó tan fuertemente que pidió a los dioses que nada los separara, lo cual fue respondido, de modo muy creatrivo por esos dioses griegos, uniéndolos en un solo ser de dos sexos (al menos así lo describe Ovidio en su obra «Las metamorfosis»).
Pero volviendo al tema, creo que la única solución es abordarlo con seriedad de una vez y para siempre, y así descartar su uso inadecuado e inexacto.
El hermafroditismo es una característica biológica presente en varias especies como los caracoles, las estrellas de mar, las tenias, diversos anfibios y una gran variedad de flores y plantas, por citar algunos ejemplos. Dichas especies pueden ya sea producir ambos tipos de gametos o células reproductoras necesarias para la fecundación, o bien cambiar de sexo de vez en vez para el mismo fin (¿recuerdan Parque Jurásico, cuando se dan cuenta que los dinosaurios han podido reproducirse debido a que tenían insertado ADN de anfibios que eran capaces de cambiar de sexo? Bueno, pues no era un invento de Michael Crichton, realmente hay especies de ranas que son hermafroditas).
Por lo expuesto en el párrafo previo, el hermafroditismo existe, pero no en el ser humano, ni en ningún otro de nuestros parientes del filo (phylum) de los mamíferos. El motivo por el cual persiste el uso anacrónico de este término es la presencia de genitales que no encajan en la concepción binaria del sexo, lo que se conoce como «genitales ambiguos». Ya sea, insisto: por morbo, o por esa desafortunada terquedad, rayana en deliberada soberbia, de algunos miembros de la comunidad médica.
(Por cierto, ¿saben cómo comenzó la infamia de emplear el término «hermafrodita» para referirse a las personas intersexuales? Es una historia para otra publicación…)
La comunidad intersexual a nivel global recomienda enfáticamente NO emplear los términos «hermafrodita» ni «hermafroditismo» al referirse a la intersexualidad o a las personas intersexuales, debido a las connotaciones peyorativas del contexto en que han sido usadas durante largo tiempo. Bien es cierto que algunxs integrantes de la comunidad eligen libremente este término como parte de su identidad, o como desafío a la noción binaria del género, o como parte del activismo en pro de los derechos de las personas intersexuales. Sin embargo, sólo ellxs pueden referirse a sí mismxs de esa manera, y sólo ellxs pueden permitirte o no llamarles así.
Así que ya lo saben, si van a preguntarle a Google si Lady Gaga es hermafrodita, les ahorro el misterio: no lo es. Ahora, ¿quieren saber si es intersexual? Vayan y abúrranla con su pregunta.
Un comentario en “Hermafroditas los dinosaurios de Parque Jurásico; yo soy intersex.”